Niños ‘bien’

Hay noticias que se procesan primero con el cerebro reptil: esa estructura que nos permite reaccionar ante el peligro huyendo o peleando a muerte. Apenas controlando la náusea, llamé a mi hija de 4 años que jugaba feliz en la terraza y con una explicación insulsa la instalé frente al capítulo repetido de Peppa Pig, a salvo entre mis cuatro paredes.

Es mi impresión que en Colombia procesamos el duelo a este nivel. De ahí la turba enardecida más sedienta de sangre que de justicia, las peticiones de pena de muerte, los ofrecimientos personales como verdugo, las descripciones gráficas del merecido castigo del asesino. En estas ocasiones, sale a la luz el paraquito que muchos llevamos por dentro.

 

turba

Al conocer los pormenores de la historia, me indignó el hecho de que el pederasta hubiera elegido a su víctima en un barrio humilde. Este detalle, pensé, no se debía a su deseo de obtener placer haciendo sufrir a un ser indefenso, sino a su condición social. Sus sobrinos o vecinos eran sus iguales y no merecían esa suerte. La pobre Yuliana Samboní era simplemente un instrumento para sus sádicas intenciones, un ser desechable sin dolientes poderosos a quien temer.

Esto me trajo a la mente  los 150 niños víctimas de  Luis Alfredo Garavito, quien nos dio el Guinness record de ser el peor asesino en serie del mundo. Sólo en un país como Colombia desaparecen más de 150 niños y nadie se inmuta. Al denunciar los casos en la policía, las madres eran enviadas de vuelta con la indiferencia que amerita la pérdida de un menor estrato uno. Lo que separa a ‘la bestia de los Andes’ de Rafael Uribe Noguera es simplemente el determinismo circunstancial de las cámaras de seguridad y el niño que pudo escapar en su primer crimen y alertar a las autoridades. De no ser por esto, Uribe Noguera estaría tal vez muy tranquilo en búsqueda de su segunda víctima.

Tal vez estoy hilando muy delgado, y la triste suerte de Yuliana se debe a que simplemente los niños ricos no andan en la calle. Siempre salen con chófer y guardaespaldas. Juegan en sitios cerrados y supervisados y jamás van a la tienda de la esquina. Yuliana era entonces simplemente un objetivo más fácil desde lo puramente pragmático.

Estos crímenes atroces generan una ola de indignación que nos hace querer poner distancia entre ‘nosotros’, los buenos, y el asesino. Lo calificamos de ‘monstruo’, ‘bestia’, ‘animal’. Lingüísticamente, lo despojamos de su condición de humano ignorando que somos la única especie que tortura y mata por placer.  Estos seres indeseables, a quienes los expertos llaman psicópatas, se caracterizan por un total menosprecio por el bienestar de los demás, especialmente si se interponen en el camino para obtener sus objetivos. Varios estudios sugieren que aproximadamente el 1% de la población satisface los criterios para ser clasificados como psicópatas. Este porcentaje es mucho más alto entre, obviamente la población carcelaria, pero también entre grupos particularmente exitosos como atletas de alto rendimiento y altos corporativos, lo cual le brinda cierto peso al refrán popular: ‘el que nace pa’ gerente desde chiquitico es malo’.

Si bien la prevalencia de la psicopatía es un hecho inevitable en la sociedad, lo verdaderamente preocupante es el comportamiento de aquellos en el círculo del asesino. Más incomprensible que el actuar de Uribe Noguera, es el hecho de que haya recibido ayuda para la grotesca tarea de lavar el cuerpo violado y torturado de Yuliana. Una cosa es no estar obligado a denunciar o entregar a un familiar, otra muy diferente es manipular el cadáver de una niña de siete años para proteger a su asesino. No hay amor fraterno que justifique este comportamiento. He aquí el meollo del asunto.

Mi sospecha es que ésta no es la primera vez que el núcleo de Uribe Noguera intenta salvarlo de una ‘embarrada’. Su insistencia en comunicarse con su familia durante la lectura de la orden de captura en la clínica sugiere que está acostumbrado a recibir apoyo cuando ‘pierde el autocontrol’. Esta ayuda normalmente consiste en evitar que el infractor asuma las consecuencias de sus actos por cualquier medio que sea necesario. Esto refuerza el comportamiento antisocial en vez de prevenirlo, con consecuencias más graves cada vez. Lamentablemente, es un patrón que hemos visto en más de una ocasión.

Puedo citar por ejemplo, la violación y asesinato de Nancy Mestre por el comerciante Jaime Saade en 1994. La familia del asesino le dijo al padre de Nancy que ésta se había suicidado, aún cuando desde la casa se escucharon los gritos y el forcejeo antes del disparo. El paradero de Saade se desconoce, pero indudablemente tuvo que haber contado con el apoyo de su familia para escapar.

No todos los casos son de violadores y asesinos. A veces son simplemente muchachitos que quieren probar su hombría castigando el acelerador, como el caso que le costó la vida a dos adolescentes en Valledupar en el 2010, Ivanna Yamín y Carolina Consuegra. A esta última recuerdo como una de las alumnas más dulces e inteligentes a quienes tuve el placer de enseñar. Luis Fernando Daza Pavajeau, el conductor del automóvil,  jugaba a ‘la gallina ciega’ (desobedecer la señal de pare a alta velocidad con las luces apagadas) a pesar de las súplicas de las niñas. En este caso, quienes decidieron no exigir justicia fueron los padres de una de las víctimas, afirmando que  «dañarle la vida a un niño» no les devolvería a su hija.

Esta actitud malsana ante los errores de los hijos no empieza con homicidios o accidentes de tránsito. La alcahuetería empieza desde la infancia cuando la leche derramada es limpiada por la empleada, los vidrios rotos no se descuentan de la mesada y la asistencia a fiestas y la compra de ropa de marca no se ven afectadas en modo alguno por un pobre desempeño académico. Los jóvenes crecen no sólo sin sentido alguno de responsabilidad sino que también son incapaces de sentir culpa.  Tuve ante mis ojos excelentes abogados defensores en potencia. Al ser sorprendidos en flagrancia copiándose en los exámenes, alegaban frescamente: «Estás  confundida, Miss.» y prácticamente te exigían que les mostraras el vídeo. Y esta actitud no era exclusiva de los malos alumnos.

Recuerdo una conversación que tuve con los padres de un alumno a quien llamaremos Jaimito*. El padre de Jaimito había ocupado y ocupa aún altos puestos públicos a nivel local y nacional. Jaimito, a pesar de ser muy bueno académicamente e incluso agradable como persona, siempre llegaba tarde a clases, lo cual ocasionó que perdiera por primera vez la medalla de honor. Reproduzco la conversación a continuación:

Padres: Mira, Alexandra, tú eres nueva aquí y no nos conoces. Nosotros somos una familia de mucha tradición en el colegio. (Entiéndase: ‘usted no sabe quién soy yo’)

Yo: Yo trato a mis alumnos por igual sean hijos del celador o del presidente de la república.

Padres: Si pero, lo que te quiero decir es que Jaimito perdió por Inglés la medalla de honor por primera vez. Y él está muy afectado.

Yo: ¿Perdió por inglés o porque él llegaba tarde a la clase de inglés?

Padres: Lo que pasa es que él es el primero de la lista y como tú lo llamas siempre de primero entonces… si me entiendes… no es justo.

Yo: Jaimito es el tercero de la lista y los dos primeros no tienen ni una sola llegada tarde.

Padres: Si pero, es que tú deberías haberle avisado para que él supiera cuántas fallas tenía.

Yo: Yo leí en clase el número de faltas de cada alumno.

Padres: Si, pero tu debiste haberlo llamado aparte y hablar con él para que el entendiera. Es como cuando uno va sin cinturón y el policía lo para. En vez de ponerle la multa enseguida debe hacerle un comparendo educativo para que uno aprenda.

Yo: La ley de la inercia no tiene comparendos educativos. ¿En qué momento la nota de puntualidad de Jaimito es su responsabilidad y no la mía?

Padres: Bueno, muchas gracias, Alexandra.

Muchas de las conversaciones por el estilo terminaban con un ¿Tú eres madre?. Y no lo era en ese entonces. Ahora que lo soy, entiendo el instinto sobreprotector, el dolor por el llanto del niño, el deseo de evitarle tristezas, de complacer sus gustos, de hacerlo feliz, de dar otra oportunidad. Pero estoy consciente de que no poner límites ni consecuencias es abuso infantil. No estoy criando un monstruo. Mi hija necesita aprender que es responsable de sus errores, ya sea derramar la sopa o hacer trampa en un examen.

No estoy diciendo que todos, ni siquiera la mayoría de los padres acomodados sean igual de irresponsables. Según mi experiencia, tal vez podrían llegar al 5%. También estoy consciente de que esta actitud no es exclusiva de las clases altas. Sé de padres que pagan para que sus hijos pasen el año y madres que se levantan a vender fritos para cubrir el préstamo paga-diario del hijo calavera.

El problema con los niños ‘bien’ es que al tener más recursos, tienen la capacidad de hacer más daño. Pueden matar más gente borrachos manejando un Audi  que montados en un bus. Y peor aún, cuando crecen, son quienes dirigen el país. Si son excepciones quienes cometen actos tan brutales, los otros tienen el potencial de afectar a un mayor número de personas. Construyen urbanizaciones en terrenos movedizos, se roban los dineros públicos en carruseles de contratación, se ponen sueldos de 28 millones a costillas del estado, se enriquecen a punta de zonas francas, o mandan a matar líderes campesinos para no devolver las tierras.

Un funcionario que decide entregar millones a familias adineradas sabiendo que está perjudicando a miles de pequeños campesinos no se forja de la noche a la mañana. Se requieren años de experiencia ignorando las necesidades del más necesitado, pensando exclusivamente en el beneficio propio y haciendo trampa sin enfrentar las consecuencias. Estos son los tipos de liderazgos que el país, en la búsqueda de la paz, no necesita.

18 comentarios en “Niños ‘bien’

  1. Alexandra, conciso y demoledor análisis de nuestras propias culpas. Como sociedad fallamos cuando rompemos reglas, inventamos excusas y evitamos caigan responsabilidades sobre los actos y omisiones de nuestros hijos. Grave dilema en nuestra (in)cultura latina con padres que les divierte o enorgullece tener un hijo calavera a los que hay que proteger hasta de ellos mismo…
    Una única observación: Aunque Yuliana era más vulnerable que las niñas de otros estratos y era pragmáticamente un objetivo más fácil, en este crimen brota por todas partes esa inclinación generalizada de despojar de su condición de humano a quienes no forman parte de nuestros círculos. Lo hizo Rafael al buscar una víctima en el sector pobre más cercano a su domicilio en lugar de hacerlo con una vecina de su edificio y lo hacen quienes lo califican de monstruo para tranquilizar su conciencia y seguir ignorando las condiciones en la que siguen viviendo otras Yulianas. Ojo! No comparo su magnitud: la una es criminal y sociópata, la otra es lingüística; pero ambas son deshumanizaciones presentes en este drama. Así que no hilas muy delgado cuando las señalas. Están ahí, sólo nos falta verlas, asumirlas, entenderlas y empezar a erradicarlas.
    Gracias!

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  2. Muy de acuerdo Alexandra. Sí, pienso que muchos de los problemas de los niños bien ( y en general) de dónde vienen? De «papito y mamita» y / o de la ausencia de ellos y de la educación que les dan.

    Hace unos días comenté en un post de denuncia de un amigo de facebook que compartió un “meme” publicado por un muchachito de la U de los Andes en donde se hacía alusión a Yuliana y su violación y era una burla ( algo grotesco espantoso y cruel). Todos insultaron al muchachito y dijeron cuantas grosería se les vino a la mente. Yo opiné que era culpa de los padres. No el hecho que el muchachito enfermo pusiera eso en facebook (porque claramente no es un bebé) sino que tuviera la sangre fría de hacerlo y que le importara un pito el dolor ajeno. La hermana del niño leyó todos los insultos groserías y comentarios y al único que contestó fue al mío. Obviamente opinando que sus padres sí los educaron bien y que ella no entendía por qué el muchachito ( quien es un peligro en potencia) lo hizo. Bueno, cada quién sabrá. Debe ser el hijo problemático y rebelde. (Por no decir otra cosa). Alguien por supuesto salió a defender a la mamá , diciendo que si le daba la culpa a la mamá yo estaba contribuyendo con no sé qué carajadas en contra de las mujeres. (Suspiro. Cuento hasta 10) . No, no es a la mamá por ser mujer. Es a los padres que aunque no les guste SI SON y deben ser responsables de la buena educación de sus hijos. No dejar esa responsabilidad en manos de otros.

    Tal vez muchos padres “piensan” que educaron bien a sus hijos, o tal vez ni les importa. Tal vez piensan que tener hijos es un deporte y creen que los niños se educan solitos. Si no tienen tiempo ni ganas de educar para qué traer hijos al mundo.? Para dejarlos que sigan siendo o se conviertan en salvajes?

    O tal vez unos hijos necesitan más atención y dedicación… pero sigo pensando que lo que es el adulto tiene mucho que ver con los padres y su familia. Y claro, sin límites, sin reglas, sin diciplina, sin valorar nada, sin responder por sus acciones ni afrontar consecuencias y con todo el dinero y lo material a su dispocisión es más fácil que estos niños bien crezcan creyendo que pueden hacer lo que se les da la gana pasando por encima de todos y cometiendo todo tipo de delitos espantosos. Robos. Violaciones. Asesinatos. Trampas etc etc… que tristeza el futuro de esta sociedad.

    Admiro y respeto a quienes tienen hijos y los acompañan en cada etapa de sus vidas y los están educando para que sean un cambio positivo en nuestro país y en el mundo.

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  3. Que buen artículo, un retrato de nuestra triste realidad incluso para el sr que comentó acerca de su estilo y habló de resentimiento social. Parece que se sintió aludido de alguna forma.
    Me causa curiosidad en que institución o ciudad enseña usted? Crío una hija de casi 3 años que trato de educar de la mejor forma.
    Saludos.

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  4. Concuerdo con que seguro no es la primera «embarrada» del señorito Uribe Noguera, seguro que no y me da miedo pensar que Yulianita haya sido la última de sus víctimas, que por cierto mencionas es de un barrio ‘humilde’. (Espacio comercial: porque usar la palabra ‘humilde’ para referirse a ‘pobre’? Desde cuando ser pobre se ha vuelto malo para que deban buscarse palabras políticamente correctas? Me equivoco? Me retuerzo cada que veo ese horrendo uso de la palabra humildad, cuando ésta es un antónimo de soberbia. Fin de la pausa comercial). Lo que pienso además es que deliberadamente el señorito creyó que en un barrio pobre nadie le reconocería y que nadie reclamaría nada, porque tan alejado está de su propia humanidad, que desconoce que en la pobreza hay más sentido de comunidad y solidaridad.
    Concuerdo además que la alcahueteria de la familia ha intentado hacerle un bien al señorito, pero y ahora con lo que apareció uno de los testigos principales muerto, qué? Me siento completamente espeluznada como si se tratara de un film de Tarantino (ojalá me equivoque y sea solo cuestión de ficción y las mafias a ese nivel no existan…).
    Ahora, lo que si me cuestiono, es que si estos ‘niños bien’ llegan a estar en las élites gubernamentales, quién los elije? de qué está hecha Colombia que no elige líderes con los que se sienta identificado? O es que esa es la imagen que representa al país?

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  5. 1. Muy acertada en decir que es linguista en construccion. Deberia aprender de redacción, que articulo tan mal escrito. 2. Quien dijo que el monstruo de Uribe recibio ayuda para lavar y aceitar el cuerpo? 3. Noto un resentimiento social de su parte a lo largo del articulo, que pesar 😦

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    1. Señor Germán Leiva,
      1. lingüista NO linguista
      2. construcción NO construccion
      3. debería NO deberia
      4. artículo NO articulo
      5. recibió NO recibio
      Realmente Ud. es la persona indicada para criticar redacción, dicción u ortografía? Creo que el resentimiento viene de su parte. Excelente artículo, magnífica redacción y sobre todo, gran ejemplo, de lo que es nuestra sociedad aunque nos duela. Felicitaciones Alexandra

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    2. 1. El requisito mínimo para inferir errores en la redacción de un texto es evitar errores en el propio. Y Sr. Leiva, lo escueto de su crítica llena de falacias lógicas más el título de la nota revela la verdadera razón de que le disguste el conciso y contundente rechazo de Alexandra hacia nuestra responsabilidad social en seguir creando ‘niños bien’, es porque de una forma u otra se siente señalado. ¿Será acaso espíritu de cuerpo?
      2. Está implícito en las declaraciones públicas del Fiscal Néstor Humberto Martínez reproducido en medios de todo el mundo (ej: http://www.excelsior.com.mx/global/2016/12/06/1132605)
      3. Noto un desprecio social de su parte a los que no son ‘niños bien’ a lo largo de su comentario. Que pesar…

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  6. Estamos a tiempo de cambiar nuestra sociedad. Mientras nuestro hijo esté en edad de recibir nuestra educación, tenemos la oportunidad de cambiar nuestra socidad. Los valores que queremos inculcarle lo aprenden del ejemplo nuestro. La autoridad para exigir la da el testiminio de lo que somos. Nuestra naturaleza no miente, es imposible ocultarla.

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  7. He notado con gran admiración que en algunos primates cuando la madre le hace señas para que no salte a una rama y la cría no hace caso.. la madre automáticamente lo hala le da hasta su cocotazo o lo zarandea o lo quiña coloquialmente esto pasa en muchísimas especies….. si un animal pone LIMITES nuestra sociedad los quita uno ahora para castigar el niño o ponerle un limite hay que llamar al psicólogo, al psiquiatra, al mismísimo presidente hay cuidadito por que hasta terminas demandado por tu propio hijo. Hay momentos de dialogo con el niño hay momentos donde se le quitan cosas pero hay momentos donde ya el limite lo retan .. y usted saben muy bien que ni el mejor psicólogo los hará entrar en razón… estoy de acuerdo con una palmada… REACCIONA VIEJO MEN!….. vuelvo al primate del árbol.. ve con gran admiración como siguen evolucionado estas especie… mientras la humana tenemos menos limites «Menos traumatizados» pero cada vez mas personas que ya no se les puede decir nada. LOS RICOS QUE HAREMOS CON LOS RICOS EL ETERNO DILEMA….. el eterno dilema… para mi la raíz de todo es que esto se volvió una sociedad de «Traumatizados».

    Para este salvaje que asesino a esta pobre niña tengo dos palabras——— 1) Tu papi ni tu mami podrán ayudarte esta vez 2) Creo que la primate del árbol hubiera gozado dándote cocotazos y zarandeos que muchos del os humanos y profesores y familiares tuyos no te dieron!

    POST DATA: GRACIAS MAMA POR LOS PENCAZOS ahora veo en retrospectiva lo primate que es mi cerebro ahora recibo los pencazos de la vida y me muestran que no soy el master del universo que tengo LIMITES. muy buen articulo alex.

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  8. Mucha realidad en tu articulo Alex, lastimosamente es una triste realidad que creo el ser humano no logrará superar en todo lo que le queda de existencia. Solo nos queda el tratar de aliviar esa situación en el entorno nuestro y pensar que muchos sigan el camino que creemos correcto.

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  9. Y nosotros los maestros que somos humillados y hasta denunciados por corregir a los niños……sabiendo como padres que es necesario hacerles ver sus errores desde pequeños para que no crezcan con una mirada desviada del trato hacia sus compañeros menos favorecidos, o con alguna discapacidad, ya que sus padres siempre están justificando sus comportamientos, porque les da «miedo traumatizarlos» y los dejan crecer a la deriva, como si no supieran distinguir lo que es correcto.

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